martes, 31 de julio de 2012

Margin Call

Año: 2011.

Dirección: J.C. Chandor.

Intérpretes: Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons, Zachary Quinto, Penn Badgley, Simon Baker, Mary McDonnell, Demi Moore, Stanley Tucci.

Sinopsis
Película que ubica en los principios de la crisis financiera del año 2008.

Un analista de riesgos de una poderosa empresa de inversiones (personaje interpretado por Zachary Quinto) bucea en una información que su recién despedido jefe (Stanley Tucci) le confía el día que abandona la empresa.  Unas horas después, este analista se da cuenta de que los datos no cuadran y convoca de urgencia a sus superiores en el departamento, personajes interpretados por Kevin Spacey y Paul Bettany. Tras comprobar los datos y analizarlos, la empresa se reúne en gabinete de crisis para tomar decisiones dado que, según estas cifras, la empresa puede estar en situación de ruina. La madrugada será movida y se tendrán que tomar decisiones financieras de dudosa ética. Estas decisiones provocarán un maremoto con un grandísimo impacto, lo que desencadenará una profunda crisis en el sector. O una oportunidad, según se mire.

Crítica
Película de finanzas, sobre lo poco entendible que es este mundillo y sobre cómo se negocia con dinero y productos ficticios de dudosa legalidad y reprochables (al menos bajo nuestro punto de vista) moralmente. Es una cinta que no sólo bucea en los comienzos de la crisis financiera y económica que nos ha caído a todos encima como una losa, sin comerlo ni beberlo (aunque como dice un amigo mío, "un poco de culpa tenemos todos"), sino también trata de reflexionar sobre ese mundo financiero, de dinero ficticio, donde no se produce ni se fabrica nada, no se está generando riqueza, únicamente se juega con productos financieros extraños, se transfiere deuda de unas entidades a otras, jugando con los tipos de interés y la más pura de las especulaciones.

A pesar de la temática y del vocabulario empleado, en ocasiones muy lejano a nuestros nulos conocimientos del mundo de las finanzas (tampoco queremos), la película nos deja un poso agradable y a la vez preocupante, inquietante. Agradable porque nos ha sido entretenida y nos ha hecho pasar un buen rato frente al televisor disfrutando de unos segundos de cine. Preocupante e inquietante por muchos motivos. Nos presenta la fragilidad de un mundo ficticio e inmoral, donde se juega con dinero que no existe, manejando fríamente los números y los índices de rentabilidad. Números que se alejan de las personas, pero que tristemente están condicionando, y mucho, la vida de las mismas. No es un mundo productivo que genere riqueza, es un "mundo odioso" donde reinan la especulación, la mentira y el juego inmoral. Insisto, un mundo que no produce y sólo genera dinero usando un dinero que normalmente no es suyo. Pero señores, nuestro "amado" capitalismo es así, tiene esas asquerosas reglas. Y más inquietante aún (pánico nos provoca) es cómo nos muestra la fragilidad y la volatilidad del mismo: la decisión de unos pocos puede derrumbar el mundo y la vida del resto, haciendo que todos nos tambaleemos. Todos salvo ellos mismos; esos pocos cabrones que seguirán ganando millones y millones de euros o dólares a costa de hacernos sufrir y de jugar con nuestro dinero, tal y como ya nos mostrase ese gran documental llamado Inside Job. Como bien resume el final del film, parece que la propia crisis es una gran oportunidad para "los mismos" de seguir ganando dinero. Serán los mismos maleantes con distinta chaqueta y distinta insignia, pero seguirán haciendo lo mismo: jodernos mientras amansan montañas obscenas de dinero, con la impunidad política que les permite remover el río para pescar todavía más en él.

En cuanto a lo cinematográfico, creemos que consigue reflejar muy bien lo que pretende, todos esos elementos de crítica al capitalismo y al mundo de las finanzas y los tiburones que nadan en esas aguas. Tiburones financieros se hacen llamar. Craso error, por muy poderoso que sea un animal, solo ataca cuando necesita comer; éstos, por contra, están inmersos en una guerra cuyo lema es "a ver quién tiene la polla más grande", en clara alusión a la ambición por tener más y más (parece su única motivación). A ver quién tiene más coches, más yates, gana más, cobra más en bonos... Esto queda muy bien retratado en el film, dejando claro lo atractivo que es el "negocio" y el dinero que se puede hacer, donde jóvenes recién titulados y con brillantes porvenires en el mundo técnico o ingenieril, se ven seducidos por el dinero fácil y en el corto plazo.

Un reparto excelente y creíble lo hace todavía más inquietante. Buenas interpretaciones de un plantel de lujo destacando a nuestro amado Kevin Spacey, a Paul Bettany (aquel gran Silas de El Código da Vinci), a Jeremy Irons (en este caso no tan brillante como en otras ocasiones), Demi Moore, Stanley Tucci, etc.

De todas formas, no siempre es fácil seguir la trama. En lo básico, básico, sí. Pero el vocabulario, el ritmo alocado por momentos y la cantidad de mandos de la empresa con capacidad de decisión, pueden alejar y confundir al espectador, quien puede abandonar la historia en poco tiempo. Quizá sea redundante también en las cuestiones salariales, monetarias, en las indemnizaciones de despido y en la frialdad del mundo financiero y de sus empresas, escenificado en los despidos; todo ello se refleja desde el principio y tampoco era necesario explotarlo.

Un aspecto que se toca muy tangencialmente y en el que no se profundiza, es la relación trabajo-vida personal de estos individuos (permitannos tratarles con este término tan poco cercano y casi impersonal). Sus inquietudes, si las tienen, más allá del dinero.

No nos extendemos, si quieren ver una muestra más de las consecuencias del capitalismo puro y las causas principales de la crisis en la que estamos inmersos, les invito a verla.

Nota general: 5,0 sobre 10.

Trailer

Leer critica Margin call en Muchocine.net
Entra y vota en Filmaffinity

martes, 24 de julio de 2012

Shame

Año: 2011.

Dirección: Steve McQueen.

Intérpretes: Michael Fassbender, Carey Mulligan.

Sinopsis
Historia que se centra en la problemática vida de Brandon (personaje de Michael Fassbender). Este joven oculta su  adicción desenfrenada al sexo y su incontrolada vida sentimental y sexual, bajo una aparente normalidad y en exitoso porvenir laboral.Además, la visita de su hermana (personaje interpretado por Carey Mulligan), con una vida atormentada y no escasa tampoco de tormentos, acaba por turbarle y sacarle de su habitual rutina de relaciones impersonales y falta de apego, en la que tan cómodo parece sentirse.

Crítica
Shame es un título que llamó nuestra atención en la cartelera pero que, como otros muchos, agotó su tiempo en los cines sin que pudiésemos acercarnos a contemplarla. Gracias a ese maravilloso mundo llamado "la red de redes", llegó nuestro momento, pese a que empezamos a tener algo de indigestión de un buen actor como Michael Fassbender, al que ya le empezamos a ver no sólo en la sopa; casi en cualquier plato.... Y lo que nos queda; en breve le volveremos a ver en Prometheus.

Esta es la cinta de un provocador nato, que logra suscitar aunque no convencer. Se nos presenta la historia de una adicción a cuya víctima avergüenza, atemoriza y trata de ocultar. Esa oscura y avergonzante debilidad está, no obstante, tratada sin vergüenza alguna, sin pudor y sin tapujos.  Ni por parte del guión, ni de la realización, ni siquiera de los actores, que no escatiman en desnudos y en mostrarnos sus encantos (¡más de una o dos exclamaciones de admiración seguro que suscitaron!)

Valiente reto el del realizador británico, a pesar de que nos parece demasiado encorsetada, de estructura recia y necesaria, pero densamente seria. Es una película cuyos elementos fílmicos y visuales nos dejan poco margen y nos hacen pasear por un camino estrecho y recto, demasiado uniforme. Parece que se nos quiere impedir el movimiento. No se nos permite alejarnos lo más mínimo del sendero trazado, el cual es una vía angosta y de aire denso, en cuya atmósfera recargada no siempre es posible respirar y por tanto deja abierta la puerta al abandono.

Por tanto, es estrictamente seria y rigurosa en el continente. En cuanto al contenido, más allá del tratamiento de una adicción (de una perversión para ojos de algunos), la vemos también como una reflexión sobre el aislamiento, el averno interior del individuo de la sociedad actual, sobre su forma de relacionarse y sobre la forma  en la que se nos conoce o, mejor dicho, nos damos a conocer. Nos hace reflexionar sobre lo que somos, sobre lo que transmitimos. Sobre lo permeables que somos y lo son nuestras inquietudes y emociones; sobre lo que dejamos que se vea de nosotros. ¿Nos avergüenza? ¿Nos importa lo que piensen de nosotros? ¿Nos queremos mostrar? O simplemente es el ritmo de vida que llevamos, que cada vez nos robotiza más, nos deshumaniza, nos aísla y nos hace encerrarnos más y más en nosotros mismos. Así, pocas válvulas de escape nos quedan, teniendo que dar rienda suelta a nuestras ansiedades y angustias con un alto grado de secretismo, sean éstas cuales sean.

En cuanto a las interpretaciones, tenemos a un Fassbender brutal (y no sólo nos referimos a las dimensiones de sus atributos masculinos), buceando en la oscuridad, más que seducido por ella. Inmerso y viviendo en ella. Agonizando en la profundidad de un interior avergonzante y que el protagonista quiere ocultar y manejar al margen del resto de parcelas de su vida. Está brillante y por momentos descomunal. Fiero, entregado, sucio y brutalmente creíble.

Además de este nuevo camaleón de la interpretación actual, tenemos a Carey Mulligan, dando vida a su hermana Sissy. Personaje que saca a Brandon de su encorsetado mundo, en el cual no cabe ninguna presencia exógena que le pueda alterar y le lleve a establecer vínculos o relaciones sentimentales con carga emotiva (miedos son). Un ingrediente que le desespera, le perturba y le confunde. Le aleja de la impersonalidad que le proporcionan sus relaciones ocasionales y sin compromiso, sin cariño de por medio.  Tal y como le ocurre también con esa compañera de trabajo por la que parece que siente algo más que el mero deseo sexual y de posesión.

Ambos personajes son un buen complemento en pantalla y congenian. No obstante, su relación no queda totalmente clara y definida en el transcurso del film. Mulligan da vida a esa hermana con un amplio océano de problemas y un cielo escaso de oxígeno, asfixiante y devastador, como la propia cinta. Claustrofóbica.

La conclusión: es un reto valiente y provocador, ejecutando una historia agónica y perturbadora, lo que se transforma en una cinta densa y a nuestro juicio incompleta, con muy buenas interpretaciones. De moralina innecesaria en el tramo final y con algún anhelo de grandeza, buscando ser alabada por la crítica pura y entendida, en su mayor parte alejada del conocimiento y gusto medio-llano de la mayoría de los mortales como nosotros. Pecado que no perdonamos. Lo sentimos.

Nota general: 4,5 sobre 10.

Trailer

Leer critica Shame en Muchocine.net
Entra y vota en Filmaffinity

martes, 17 de julio de 2012

Moneyball (Rompiendo las Reglas)

Año: 2011.

Dirección: Bennett Miller.

Intérpretes: Brad Pitt, Jonah Hill, Philip Seymour Hoffman, Robin Wright Penn.

Sinopsis
Basada en un episodio de la vida de Billy Beane (personaje interpretado por Brad Pitt).

Bill es una antigua promesa del béisbol americano y que llega a ser director general del equipo de Oackland.

Tras caer en las fases finales y teniendo que asumir la pérdida de sus grandes estrellas, las cuales migran a mayores equipos con mayores presupuestos, decide recurrir a un método novedoso para conformar un equipo basado en las estadísticas y en el rendimiento neto de los jugadores. Este método, denominado Moneyball, a través de la matemática y la estadística, permite decidir que jugadores contratar; aquellos con altos rendimientos lejos de los grandes presupuestos, las grandes marcas, la imagen, los focos de la prensa, las intuiciones de ojeadores, etc.

Para poner en marcha este proyecto se basa y recurre al joven Peter Brand (personaje interpretado por Jonah Hill). Ello le llevará a tener que enfrentarse a toda la estructura de su club e incluso al propio entrenador (interpretado por Philip Seymour Hoffman).

Crítica
Convalecientes seguimos y convalecientes seguiremos; ese es al menos el diagnóstico de mis queridos médicos... Sí, es irónico,..., jajaja.

Moneyball fue uno de esos grandes títulos del año 2011 que no pasó desapercibido para nuestros ojos, pero sí para nuestra capacidad de decisión o, al menos, para nuestro raciocinio, que nos aconsejó alejarnos de ella. No obstante, ahora, desde nuestro cómodo sofá,  decidimos darle una oportunidad y acercarnos a esta nueva cinta sobre el mundo del deporte, basada en un caso real.

Es una película sobre el deporte, temática que si bien adoramos en el mundo real, no nos cautiva mucho dentro de la gran pantalla. Además, y  concretamente, se trata de béisbol, un deporte netamente americano, de poco calado en Europa y, por tanto, al que no nos sentimos muy cercanos tampoco. Partiendo de lo dicho y de esas claras reticencias que nos alejan del título, en esta ocasión pocas escenas del juego se ven, cosa que agradecemos, por lo que el deporte en sí no es un protagonista o, al menos, no el único.

Suponemos que el reto al que se enfrentó Billy Beane fue osado, arriesgado y a la par ambicioso e innovador. Una iniciativa que cambió el rumbo de los equipos y la concepción de los traspasos en un deporte que mueve masas en Estados Unidos; no sólo masas en términos de personas, también términos de dólares. Se pasó de una estructura arcaica basada en la intuición y en lo tradicional, a un método más riguroso basado en datos, en datos contrastados y estadísticas completamente objetivas que ayudaban a la hora de realizar fichajes. Es uno de los orígenes del afán estadístico que hoy en día preside todo deporte de nivel. A partir de esa idea y de esa concepción real del diseño de los equipos, se construye una película alrededor de este personaje, de sus inquietudes, de sus frustraciones pasadas, de sus esperanzas y del cambio radical que le supuso conocer a Peter Brand, entusiasta de los números y del juego. Juntos consiguieron el cambio, juntos demostraron aquella máxima de que el deporte no es sólo el dinero, ¿no? Y nos preguntamos nosotros como deportistas natos, ¿lo es sólo de números?

El personaje protagonista es interpretado por un Brad Pitt muy introspectivo, mucho más que otras ocasiones. Es una introspección relativa, pese a lo que pueda parecer. Mucho mayor que la que en sus personajes se vislumbra normalmente, pero a nuestro juicio es sólo en apariencia, dado que no se consigue llegar del todo al fondo del personaje, de sus inquietudes, de su problemática. Clara es la relación entre lo que hace con su pasado, pero ¿hasta qué punto le marca y cómo? No nos parece del todo evidente.

Al guapo de Brad (y que no suene despectivo) le acompañan en el reparto  Robin Wright-Penn como ex-mujer (muy testimonial y por tanto no valorable), el señor Seymour Hoffman como entrenador del equipo (actor lejos de su mejor momento y que aquí prácticamente es un florero y deja su nombre para el cartel) y un sorprendente Jonah Hill como Peter Brand. Este último completa un papel de aprobado alto, casi notable, muy alejado de sus típicos papeles de comedia "basura" en el que se ha encasillado. Un acierto la elección, tanto por su parte como por la dirección de casting. Entre él y Pitt, y entre sus personajes, se establece una conexión apreciable (no sobresaliente) que queda bien en pantalla.

Estamos ante una película tranquila y sosegada, pero también muy plana y bastante superficial.

Podríamos decir que es más completa que otras películas del género y que otras abordan el béisbol... En esta ocasión casi se puede decir que es una película de béisbol, con mucha terminología propia del deporte, pero que realmente no entra en el deporte en sí, ni en el juego. Es más que eso.

Entretenida es, pero no nos ha conseguido transmitir mucho más, ni llevarnos a ningún terreno emocional, por tanto no la podremos aprobar, aunque por poco.

Es más de lo que esperábamos, menos de lo que se decía.

Nota general: 4,5 sobre 10.

Trailer

Leer critica Moneyball; rompiendo las reglas en Muchocine.net
Entra y vota en Filmaffinity

viernes, 6 de julio de 2012

The Lord of the Rings (El Señor de los Anillos)

THE FELLOWSHIP OF THE RING (La Comunidad del Anillo), THE TWO TOWERS (Las Dos Torres), THE RETURN OF THE KING (El Retorno del Rey)

Año: 2001, 2002 y 2003.

Dirección: Peter Jackson.

Intérpretes: Elijah Wood, Viggo Mortensen, Ian McKellen, Sean Astin, Andy Serkis, John Rhys-Davies, Orlando Bloom, John Noble, Miranda Otto, David Wenham, Bernard Hill, Billy Boyd, Dominic Monaghan, Liv Tyler, Karl Urban, Christopher Lee, Brad Dourif, Ian Holm, Hugo Weaving, Cate Blanchett, Lawrence Makoare, Marton Csokas, Sean Bean.

Sinopsis
Adaptación cinematográfica de la magistral novela homónima de J.R.R. Tolkien.

La Comunidad del Anillo
En la Tierra Media se forjaron los Anillos de Poder: tres fueron entregados a los Elfos, siete a los señores Enanos y nueve a los Hombres. No obstante, el Señor Oscuro Sauron forjó en secreto un anillo más, el Anillo Único de Poder, capaz de dominar al resto.

Tras la derrota del Señor Oscuro, el anillo permaneció oculto a la "espera de la llamada de su amo". Muchos años después el anillo aparece y lo hace en La Comarca, en poder de Bilbo Bolsón (personaje interpretado por Ian Holm), un pequeño hobbit aventurero quien se lo arrebato a la criatura Gollum (Andy Serkins). Este hecho causa una gran sorpresa a su amigo Gandalf (mago interpretado por Ian McKellen), quien se da cuenta de la magnitud del hallazgo y de su trascendencia.

Bilbo ha de emprender un último viaje y deja todas sus pertenencias a su sobrino Frodo Bolsón (Elijah Wood), quien por consejo Gandalf ha de llevar el Anillo Único de Poder hasta Rivendel, hogar de los elfos, para decidir qué hacer con él. Allí se celebra un consejo con la presencia de elfos, enanos y hombres, donde se decide que el Anillo ha de ser destruído, para lo cual hay que llevarlo al Monte del Destino, lugar en el que se forjó. Frodo asume esa responsabilidad y se forma la Compañía del Anillo para llevar a cabo tal empresa.

La Compañía está formada por un enano (Gimli al que interpreta John Rhys-Davies), un elfo (Legolas, a quien da vida Orlando Bloom), dos hombres (Aragorn y Boromir, interpretados por Viggo Mortensen y Sean Bean), un mago (Gandalf, Ian McKellen) y cuatro hobbits (Sam, Merry, Pippin y el propio Frodo; Sean Astin, Dominic Monaghan, Billy Boyd y Elijah Wood).

Por su parte el Señor Oscuro tratará de recuperar el Anillo para gobernar la Tierra Media, movilizando para ello todas sus armas.

Las Dos Torres
Saruman (personaje interpretado por Christopher Lee), el mago blanco, se ha aliado con el Señor Oscuro y crea un ejército de orcos cuya misión es perseguir el Anillo de Poder y someter a todos los pueblos libres de la Tierra Media.

Saruman desde su torre Isengard y el espíritu de Sauron desde su torre de Mordor sembrarán el terror. La Compañía del Anillo, por contra, se ha disuelto. Boromir ha muerto a manos de los orcos de Saruman. Gandalf cayó en las minas de Moria. Merry y Pippin son hechos prisioneros. Entre el resto de los integrantes, Legolas, Gimli y Aragorn tratarán de liberar a los dos pequeños hobbits, mientras Frodo y Sam emprenden su camino en solitario, en busca del Monte del Destino, parada final en la que han de destruir el Anillo de Poder

Mientras Frodo, Sam y Gollum tratan de entrar en Mordor, el resto de sus amigos se enfrentará a los ejércitos de orcos en dos frentes: junto a los jinetes de Rohan en el abismo de Helm y atacando a Saruman en Isengard.

El Retorno del Rey
Derrotado Saruman, la guerra entre los pueblos libres de la Tierra Media y las fuerzas del mal se trasladan al reino de Gondor, cuyo trono pertenece por derecho de sangre a Aragorn. Él será quien pueda unir a los hombres y liderar el ejército contra el Señor Oscuro, alcanzando la puerta Negra de entrada al reino de Mordor.

Por otro lado, la criatura Gollum muestra el camino de entrada a Mórdor a Frodo y a Sam, quienes tienen que alcanzar el Monte del Destino, cumplir con su misión y destruir así definitivamente al Señor Oscuro.

Crítica
Recuperándonos todavía de nuestra lesión y sitiados en casa, pocas cosas mejores se nos ocurren que rebuscar entre todas las películas que hemos ido almacenando en estos últimos veinte años, tratando de encontrar alguna cosa que nos calme la desesperación y nos entretenga durante nuestra convalecencia. Y rebuscando, rebuscando, hemos encontrado la trilogía de El Señor de los Anillos, la cual no hemos disfrutado nunca en una única sesión, así que, ¿por qué no? Sí señores, una tarde, tres películas y nueve horas de cine épico. Tal cual. Y como así la hemos visto, y sin que sirva de precedente, en vez de hacer tres reseñas, lo haremos en una única, dando nuestra opinión sobre la trilogía en conjunto y ahorrando así ciberespacio, tiempo y neuronas a nuestros pocos pero apreciados y maravillosos lectores.

Más allá de críticas positivas o negativas, más allá de detractores y fanáticos de Tolkien, más allá de reseñas y titulares sobre sus efectos o sobre lo vacío de su contenido, más allá de premios y nominaciones, merecidos o no, más allá de lo esperado de la adaptación al cine del "fenómeno", nadie podrá negar que la saga supone un antes y un después en la historia del cine, comparable, por muchas razones, al impacto Star Wars, creado por George Lucas alguna década antes. En este caso se consiguió algo no muy sencillo de lograr; por un lado satisfacer las grandiosas expectativas de los seguidores más enamorados (y exigentes) del universo Tolkien y, a la vez, acercarnos a los profanos a ese mundo maravilloso creado en la mente y dado forma por la pluma del visionario escritor.

Muchas críticas y reseñas se han escrito sobre la trilogía, por lo que no creemos que vayamos a decir nada nuevo, simplemente, como siempre, tratamos de dar nuestra humilde opinión, ensalzando lo que nos entusiasma y nos sigue gustando diez años después, a la par que criticando aquellas partes que menos nos gustan e incluso nos aburren.

Todos estaremos de acuerdo en que la grandiosidad y la ambición del proyecto eran mayúscula, consiguiéndose plasmar en la pantalla, en gran medida, pero no sólo, gracias a la tecnología y a las posibilidades que la técnica y el arte de los efectos digitales le proporcionaron a la producción. Sin duda, nada hubiese sido igual sin el apoyo técnico que nuestro tiempo le brindó a Peter Jackson para dar forma y construir la Tierra Media,  asombrándonos con la grandilocuencia de las batallas.

En lo visual es simplemente espectacular. Desde el comienzo, desde que nos asomamos a la ventana de La Comarca, no hemos podido dejar de asombrarnos una y otra vez del color, de las imágenes. Nos damos cuenta de que entramos en un universo simplemente precioso. ¿Quién no ha quedado prendado de los verdes y de la luz en ese comienzo?.

La recreación del mundo imaginario descrito en las novelas es sublime, pero no es el único elemento a destacar en la trilogía, ni mucho menos. Las interpretaciones de los protagonistas (aspecto en muchas ocasiones poco valorado y nada premiado) van ganando en profundidad y en dimensión conforme avanza la saga. Algunas de ellas son realmente destacables, como es el caso de Ian McKellen como Gandalf, sobre todo en la primera de las entregas, la de Viggo Mortensen como Aragorn y la John Rhys-Davies como Gimli, a quien no puedes resistirte.

La banda sonora original creada por Howard Shore también nos ha encandilado; apoya la tensión, recrea lo épico, genera emoción e incluso suscita ganas de luchar por momentos.

Las secuencias de batalla son amplias y realizadas con suma delicadeza (aunque sea delicadeza técnica), siendo aquí donde nos aporta un elemento novedoso en el cine y tremendamente cautivador. Casi embriagador. Hecho que se manifiesta de forma sobresaliente en Las Dos Torres y en El Retorno del Rey.

Entre lo negativo destaca por encima de todo la eterna sensación de camino. En ocasiones puede llegar a desesperar al espectador, cosa que ocurre, sobre todo, en tres ocasiones: en gran parte de la primera de las entregas, aunque la belleza del entorno y los magníficos planos aéreos lo disimulan, al comienzo de Las Dos Torres cuando Aragorn, Legolas y Gimli se pierden en una persecución de orcos en la inmensidad de las tierras de los jinetes de Rohan, y en el tortuoso camino final de Frodo y Sam guiados por Gollum al adentrarse en Mordor. ¡Los vapores sulforosos pueden llegar a asfisiarnos!

También se la ha tildado de falta de profundidad, de falta de contenido y de cierto vacío cinematográfico. Puede ser verdad, pero es que no es lo suyo, no trata de profundizar en nada, simplemente quiere entretener, llenarnos con lo visual y transmitirnos lo épico de una historia enmarcada en un tiempo y en un mundo espectacular, que rescata la atmósfera de lo medieval, de las batallas, las espadas, el honor, la brujería, los magos...que tanto gustan y tanto divierten. No obstante, es verdad, no vayan en busca de gran mensaje o de contenido de gran calado. No le hace falta; siendo la superficie tan hermosa, quién quiere sumergirse más... quizá los más exigentes; nosotros tampoco lo somos.

Creemos que el amor de Jackson por la obra de Tolkien es tal, que le ha hecho ser fiel a la misma y entregarse por completo. En caso contrario no hubiese sido posible dar forma a semejante obra que permanecerá para siempre.

La magia que transmite la saga nos ha envuelto y nos ha cautivado. Sólo la podemos tildar de maravilla del entretenimiento y por tanto de maravilla del cine. En lo suyo, en su género, lo mejor. Eso sí, dentro de lo suyo, no nos engañemos. A nosotros nos vale, nos llena y sabiendo lo que es, nos encanta.

Nota general: 8,0 sobre 10.

Trailer


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...